Una espiral de odio que no cesa, según Diego J. García Molina

Una espiral de odio que no cesa

El artículo de esta semana iba a tratar sobre el castigo, con un caso que me sucedió en mi infancia y que sirve de ejemplo claro de su funcionamiento, aunque relacionado el ámbito escolar; también para resaltar como los alumnos actuales cada vez tienen más facilidades y sin embargo el resultado es el contrario del esperado, dado que cada vez se esfuerzan menos, de forma general esperan que se lo den todo hecho, y la capacidad de aprendizaje, trabajo y sacrificio se encuentra bajo mínimos. No obstante, el horrible acto terrorista sucedido en Israel me impide escribir sobre un asunto tan banal, comparado con la situación que vive el pueblo de Israel, y como consecuencia, también el de Gaza. No trato de equiparar ni de ser equidistante entre ambos, pero la realidad es esa: los habitantes palestinos de esa zona son rehenes también de una organización asesina terrorista, dependiente del régimen totalitario de Irán, el cual también hace sufrir a su población, a quienes nadie ayuda. El resto de países y la ONU mira hacia otro lado. No me quiero extender demasiado pues cuanto más vueltas se le da, cuanto más se intenta justificar lo injustificable, más asco da.

Hay quien habla de historia, para intentar dilucidar quien estaba antes, quien tiene derecho a vivir allí, y, en definitiva, de si los árabes y persas, musulmanes, tienen derecho a masacrar personas sin consecuencias. ¿No habíamos quedado en que no existen las fronteras? ¿Qué somos ciudadanos del mundo? La realidad es que los árabes musulmanes viven mejor y tienen más derechos y libertades en Israel que en Siria, Líbano, Cisjordania, y por supuesto, Irán. No hay otro punto de vista en esta historia. Cualquier rodeo, Cualquier excusa, es solo una justificación, te parece correcto y legítimo lo que ha hecho Hamas, tú también lo harías en su situación; espeluznante. Espeluznante porque esta vez se ha ido más allá de todo lo imaginado en cualquier película de terror, la realidad supera a la ficción. Ni en la peor película gore podría haber alguien imaginado tanta saña, odio, e irracionalidad contra niños de cuna, asesinatos de ancianos grabados en vídeo en sus cuentas de redes sociales para que sus familias contemplen la agonía, rehenes amontonados unos sobre otros y quemados vivos, jóvenes violadas múltiples veces con saña, empaladas con… es que da asco y vergüenza hasta describirlo.

Desde el nazismo no se había visto algo similar contra la población civil, excepto quizás con la salvajada de los Jemeres rojos camboyanos comunistas (pueden buscar información de sus actos en Internet). La principal diferencia de que los nazis no grabaron sus maldades, al contrario, intentaron borrar sus huellas cuando vieron la guerra perdida, sabían que estaban haciendo el mal, algo horrible, que no serían perdonado. Con esta gente sucede lo contrario: se enorgullecen de su depravación, de su falta de moral; cuando los terroristas vuelven a Gaza la población celebra los asesinatos y quiere participar de la humillación a los cadáveres y secuestrados, como hemos visto en imágenes; lo perciben como un éxito del que estar satisfecho. ¿Qué se puede esperar de gente así? Los comparan con animales, pero ningún animal jamás haría algo así, profanar la vida humana por odio. Nada lo justifica. Es un insulto a las bestias compararlas con ellos. Son simplemente demonios. Personas deshumanizadas sin moral que los guíe. Hay que recordar que el estado de Israel se creó por mandato de la ONU, en 1947, en una sexta parte del protectorado inglés en la zona; las otras quintas partes fueron a parar a manos árabes. Sin embargo, justo al día siguiente del nacimiento del país fue invadido desde Egipto, Siria, Jordania, Líbano e Irak. El problema fue que Israel ganó la guerra, y las siguientes en décadas posteriores; si hubiera perdido alguna no quedaría nadie para contarlo. Actualmente, Israel había restaurado las relaciones con Egipto y Jordania, países con frontera común. Y hace un par de años con varios más, como Marruecos, Sudán o Emiratos Árabes. El siguiente era Arabia Saudí, ya estaba todo casi hecho, y eso es algo que Irán, enemigo histórico tanto de estos como de Israel, no iba a permitir. Este movimiento táctico de sus títeres de Hamas en Gaza y Hezbolá en Líbano es algo meticulosamente planeado, calculado, meditado. Por eso resulta más repulsivo, no es algo improvisado en el fragor de una batalla. Estos asesinos que esparcen el terror han recibido apoyo y justificación de Putin (el que invade Ucrania contra toda legalidad internacional), China (dictadura comunista que reprime y mete en campos de concentración a minorías como la musulmana uigur), el régimen chavista-comunista de Maduro, el exterrorista ahora presidente de Colombia Gustavo Petro, y por supuesto, nuestra izquierda esquizofrénica, que es capaz de defender, supuestamente, la causa feminista y LGTB, mientras no es capaz de condenar violaciones y asesinatos de muchachas en un concierto o condenas a muerte de homosexuales solo por serlo. Creo que en este caso es sencillo saber cual es el lado bueno de la historia; dime con quien andas y te diré quien eres. Por cierto, según la legalidad internacional, utilizar a tu propia población civil como escudo humando situándola en objetivos militares es un crimen de guerra, y es lo que está haciendo Hamas. Aunque claro, realmente, no es su pueblo, pues quien da las órdenes son iraníes y a estos les importa poco la muerte de la población de Gaza, es más, la fomenta para ayudar a sus objetivos, que la espiral de odio se alargue una generación más… Me pregunto si hay alguien que de verdad piense en la protección y seguridad del pueblo palestino.